martes, 16 de junio de 2015

Presos de la tecnología.


Es un buen día para imaginar qué sería de nosotros, chicos y chicas adolescentes, si despertáramos un día y sobre la mesa de estudio no viéramos una gran pantalla reluciente, si camináramos unos pasos más en busca de ese aparatito que a más de la media les da la vida ( sí, hablo del móvil), y no lo encontráramos.

¿Qué haríais?, posiblemente poneros nerviosos porque necesitas ver esos nuevos mensajes de Whatsapp,o preguntaros ’’¿tendré nuevas notificaciones en Instagram?¿y en Twitter?’’. El siguiente paso sería la histeria, pero ¿Por qué?.

Yo diré porqué. Somos una generación que se ha criado en los brazos de la tecnología,quizá en la infancia nosotros no lo hayamos notado apenas, pero si miramos a nuestro alrededor veremos una sociedad construída sobre los pilares de la globalización y todo ello nos ha llevado a este uso excesivo de ‘compartir fotos’,’dar likes’, en resumen vivir en constante contacto con aparatos tecnológicos, mediante los cuales podemos ser bastante manipulados.









Pero qué tal si retrocedemos unos años, tampoco es necesario muchos para hacer notar el cambio que ha sufrido la sociedad,¿de veras necesitamos toda esta parafernalia?.


Imaginemos una tarde más que normal de 1980, por ejemplo. Si que es verdad que hay televisiones pero los adolescentes no les rinden el mismo voto que la mayoría de los de ahora.

Después de acabar los deberes en lo único que piensas es en salir a la calle, dar paseos con los amigos, a lo mejor ir a algún bar en el que tengan una buena máquina de música.



Cuando vuelves a casa después de una muy buena tarde, te sientas en el sofá y posiblemente ni siquiera se te pase por la cabeza encender la voluminosa televisión o simplemente en tu casa no la hay.

¿Entonces qué haces?, leer un cómic, tocar la guitarra, dibujar,escuchar un vinilo de tu grupo  que hacía unos días habías comprado en una tienda de música que hace esquina con tu casa. Multitud, que digo multitud, infinidad de cosas que no supongan estar con los ojos clavados en una pantalla, esperando un mensaje, tragándote horas de anuncios o simplemente sin levantarte de la silla porque el juego en tu ordenador todavía no ha acabado.




Esta es la imagen más común de hoy en día, niños y niñas con edades cada vez más pequeñas enganchados por completo a los aparatos tecnológicos. Hemos llegado a un punto en el que estamos completamente apresados por la tecnología, por la comunicación, por la manipulación global.

Es verdad que gracias al mundo tecnológico ha habido avances increíblemente buenos, en transportes, salud, etc. Pero en ciertos temas nos vemos sobrepasados por esto.
La mayoría de las personas ya no podrían vivir sin un móvil, esto es verdaderamente triste, depender por completo de un aparato, estar día sí y día también tecleando la pantalla.

En mi opinión esto es una situación muy , muy complicada y que posiblemente vaya a peor, ‘dentro de poco ya no podremos controlarlo’’ se ha convertido en un ahora, en este momento que estamos viviendo ya no está en nuestras manos controlarlo. Bueno en realidad sí está en nuestras manos, donde aparece el fallo es en la mente del ser humano.  


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